jueves, 30 de mayo de 2013

...And then goodbye.

Hola a todos.


Hoy es mi último día completo en Escocia (que no en Edimburgo). Parece mentira que el curso haya pasado a esta velocidad, pero bueno no me voy a poner nostálgico ahora. Voy a contaros un par de cosas más sobre la vida en Caledonia.

Llegada a Lauriston Castle

Hay un rincón en Edimburgo que es poco conocido, pero que guarda una de las que, en mi opinión, es una de sus maravillas: Lauriston Castle. 
No es un castillo al uso, como su nombre puede hacernos pensar, pero bueno, si que fue una fortaleza construida en el siglo XIII y que fue destruida en su práctica totalidad por Enrique VIII cuando atacó las costas escocesas. Con el tiempo se convirtió en un palacio por el que han pasado varias familias ilustres de la ciudad. Se encuentra en un lugar apartado al que hay que llegar en autobús y luego dar un pequeño paseo.

Vistas de Cramond Island desde Lauriston Castle (y ovejas, miles de ovejas)
Lo primero que llama la atención son los inmensos terrenos que posee. Jardines que no parecen tener fin, explanadas de césped donde las familias organizan picnics, lagos, bosque, pradera con pastos para las ovejas... Un lugar increíble en el que perderse 

Un bosque en el jardín (¡con zorros y todo!)
Edimburgo es una ciudad hermanada con Kioto y como muestra de este acuerdo fraternal se creó en los terrenos de Lauriston un jardín japonés. Diseñado por un prestigioso paisajista japonés, aporta la nota exótica en el lugar. 

Jardín japonés
Nunca antes había estado en un jardín japonés y la verdad es que es un lugar que invita a la meditación y a la paz. El sonido del agua corriente, el contraste roca-vegetación, los distintos niveles y los templetes crean una atmósfera en la que encontrarse con uno mismo. 

Vegetación y agua en el jardín de Kioto. 

Pero Lauriston Castle no es solo una acumulación de espacios abiertos maravillosos. La última familia que vivió en el palacio eran un matrimonio y el hermano de la mujer. No tuvieron hijos y decidieron dejar en herencia el palacio y sus terrenos a la ciudad de Edimburgo para que lo convirtiesen en un lugar de recreo y aprendizaje. El interior del palacio se ha conservado tal y como estaba en los primeros años del siglo XX, por lo que entrar por sus puertas es hacer un viaje en el tiempo para ver como vivían las familias poderosas británicas en los tiempos de Eduardo VII y Jorge V. 

Salón de las damas
Para recorrer el interior hay que esperar a las dos de la tarde, cuando un amable guía aparece en la puerta e invita a entrar a los presentes. Sala por sala, habitación por habitación podemos ver los lujos e innovaciones de una mansión de principios de siglo. Lauriston Castle fue una de las primeras casas con instalación eléctrica de Escocia y su instalación de fontanería es de tal calidad que se mantiene intacta desde principios del XX, incluido el sistema de calefacción, que esta realizado con un gusto tal que los radiadores forman parte de la decoración de la casa. El comedor, el despacho, los distintos salones, los dormitorios, la biblioteca... Cada habitación es un microcosmos en el que se cuida hasta el más mínimo detalle, ¡incluidos pasadizos y puertas secretas! 

Comedor con todo el set montado, incluida la carta con el menú.
Si algo eché en falta de la visita del interior del palacio fue el poder visitar la planta baja, la del servicio, pero al parecer no está abierta al público. Una pequeña pega, pero que no resta méritos para que Lauriston Castle se convierta en uno de mis lugares favoritos de Edimburgo. Por cierto, el palacio sirve también como sede de la asociación de croquet (que no cricket) de la ciudad y es fácil encontrar a gente jugando en los campos diseñados para ello en la falda  del palacio. 

Señora jugando al croquet


Hoy voy a cerrar hablando del lugar en el que seguramente he pasado más tiempo en Edimburgo tras mi casa y la universidad (en su amplio contexto). Se trata del Museo Nacional de Escocia, o simplemente "el museo". ¿De que es el museo? Pues prácticamente de todo menos de arte, que para eso están las galerías nacionales en la New Town. En el museo puedes encontrar desde pictogramas prehistóricos, pasando por restos de los distintos pueblos que habitaron Escocia, a momias egipcias, dinosaurios, meteoritos, totems, trajes victorianos, una locomotora a vapor, un televisor de lo años cincuenta o un coche de formula uno. Es una parte activa de la ciudad, organizando maravillosas exposiciones temporales como la de los Vikingos o la más reciente de ámbar (con todo tipo de bichos atrapados dentro) en la que trajeron el bastón que John Hammond utiliza en Parque Jurásico (babas... :3). 

Vistas desde la azotea del Museo. 
Cualquier excusa es buena para entrar (es totalmente gratis) ya sea visitar el gran salón, subir a la azotea para disfrutar de las vistas de la ciudad, participar en algún taller o asistir a alguna conferencia. El museo es parte fundamental de la ciudad y para colmo también es parte de su vida nocturna. Una noche cada tres o cuatro meses, se organiza un "Museum-Late", una noche en la que el museo abre sus puertas con una fiesta temática en la que el gran salón se convierte en una sala de conciertos, con cócteles especiales exposiciones únicas, charlas, discoteca silenciosa y muchas cosas más además de posibilidad de recorrer el museo en la tranquilidad de la noche. Yo tuve la oportunidad de asistir a la Dino-Night, la fiesta de los dinosaurios. 

El gran salón durante la Dino-Night
Es toda una experiencia ver como se transforma el lugar y el ambiente, como se abarrota la gente para un concierto o huye despavorida por la presencia de una cría de T-Rex. La oportunidad de tocar y levantar fósiles reales (no los de exposición, que son copias ligeras para poder levantarlos en estructuras), la de crear tu propia máscara de Tiranosaurio, la de asistir a una conferencia sobre nuevas especies o la de fotografiarte como explorador de un mundo perdido. 

¡Cuidado Ashleigh, te persigue el mini T-Rex!

Bueno, poco más que deciros. Seguramente esta sea mi última entrada de este blog que escriba desde Escocia (al menos hasta que vuelva), de modo que esto es un pequeño hasta luego (prometo escribir una entrada al volver a España). Un placer


PD: ¡¡Hoy me voy a Glasgow a ver a RUSH!!

viernes, 24 de mayo de 2013

Finals Finalized

¡Hola!

He acabado. 
Hoy ha terminado el curso 2012/2013 en la Edinburgh University y parece que ha sido un suspiro. Ayer hice mi último examen, Historia del Islam desde las Cruzadas a los Imperios de Pólvora, y ya solo me queda una semana para coger el vuelo de vuelta a Málaga. Voy a aprovechar estos días para visitar algunos sitios que tengo pendientes y enseñaros cosas que no he tenido tiempo de publicar a lo largo de este mes. ¡Vamos allá!

En Escocia y principalmente en Edimburgo sienten verdadera pasión por sus grandes literatos y entre todos ellos destacan tres: Robert Burns, sir Walter Scott y Robert Louis Stevenson. Paseando por la ciudad puedes por ejemplo encontrarte con una placa que recuerde el encuentro entre dos de ellos, curiosamente muy cerca de donde vivió otro de los grandes un siglo más tarde, sir Arthur Conan Doyle. 


Cuando paseas por la Royal Mile, una de las cosas más satisfacciones puede provocar es explorar los "closes", estrechas callejuelas que se reparten en ambas aceras de la calle y que pueden esconder pequeños tesoros como pubs típicos o de diseños extravagantes, patios de vecinos o plazas donde encuentras museos tan entrañables como el "Writers' Museum". 


El museo de los escritores está dedicado a Burns, Scott y Stevenson, cada uno de ellos tiene una sala en la que se exponen objetos que usaron a lo largo de su vida y que permiten recrear como era la vida en la ciudad en los siglos XVIII y XIX. La entrada del museo se hace directamente a una escalera de caracol de piedra, que abajo nos lleva a las estancias de R.L.S, donde una adorable señora está haciendo punto en una mecedora a la vez que hace las funciones de "guardia" de la sala. La planta principal tiene una formidable doble altura donde está la tienda y la recepción. Recoge además los recuerdo del autor de Ivanhoe así como la recreación de su despacho con figuras a tamaño real. 


En dos habitaciones contiguas se encuentran los tesoros del poeta preferido de Escocia (¡como no iba a serlo si tiene un poema dedicado al haggis!). Para terminar el corto pero intenso recorrido, arriba se puede ver como funcionaba una imprenta en el siglo XIX. Este lugar es una demostración de lo mucho que se puede hacer con poco material si se hace con buen gusto, ganas y amor por el patrimonio que ha legado la Historia. 

Calton Hill desde North Bridge

Y bueno, voy a cerrar la entrada de hoy con una tradición muuuuucho más antigua que la edad de oro de la literatura escocesa. Hablo de la Beltane (Bealltainn en gaélico escocés). Se trata de la celebración realizada por diversos pueblos celtas de Irlanda, Manx y Escocia que marcaba la llegada del verano. Desde el año 88 Edimburgo acoge el "Beltane Fire Festival" cada 30 de Abril en Calton Hill, un escenario privilegiado que junto al fuego, la música y la oscuridad de la noche convierten al evento en una experiencia mágica. Desfiles, bailes, narradores de leyendas, performances de todo tipo se congregan en la colina con el propósito de transportarnos al pasado.


Tu eliges que ver y en que momento, la actividad está por todas partes, puedes estar viendo a un grupo que baila al ritmo de tambores cuando se cruza por allí una procesión que sigue a la reina del festival. Puedes retirarte al calor de una fogata donde se reunen viajeros que han acudido de los rincones más estrambóticos del mundo para la cita con el fuego. Sin duda una experiencia para el recuerdo. Si visitáis Edimburgo en estas fechas, intentad ajustad el viaje para poder acudir a la Beltane. 



¡Hasta la próxima!