En la última entrada os dejé justo antes de irme a ver a W.A.S.P. Pues bien, decir que el concierto fue totalmente genial. Blackie Lawless está pletórico, y la banda consigue un directo impresionante. Además para esta gira de 30 aniversario, en la que recuerdan sobre todo sus primeros trabajos, vienen acompañados de tres pantallas gigantes, donde no se dejan de proyectar vídeos de apoyo a las canciones, desde videoclips a discursos de Martin Luther King, Jr.
La sala (HMV Picture House) que es algo así como una mezcla entre La Riviera y la Sala Arena, es un antiguo cine reconvertido, muy a lo cines Callao, con su grada de arriba incluida para ver el concierto sentado comodamente y su telón de terciopelo rojo. Eso si, el publico escocés tira más a punki borracho, intentando hacer pogos donde no los hay y crowdsurfing desde la tercera fila... Pero bueno, lo que cuenta es que la música cojonuda. Unos teloneros correctos y W.A.S.P. viviendo una segunda juventud.
Los vikingos también necesitan oculistas. |
Al salir del concierto comprobamos lo difícil que es encontrar algún sitio para cenar por la zona de Princes Street pasadas las 10 de la noche, hasta en el McDonalds te daban la comida para llevar...
Sir Walter Scott de noche |
Por otra parte. Esta semana me he apuntado definitivamente a la asociación de Arqueología de la Universidad de Edimburgo. ¡Ya tengo mi carnet y todo! Además el domingo tengo mi primera salida con ellos, así que ya os contaré. Ahora mismo acabo de volver de la primera quedada de la asociación, que se hace cada martes en el Malone's, el pub irlandés del que ya os hablé. He conocido así de primeras a un gente majísima, pero son muchos en la asociación y ya tendré tiempo de conocerles bien. He estado casi todo el rato con Megan, una chica de Colorado, que también era nueva por allí. Hoy en Malone's se organizaba además una cèilidh, la primera a la que he asistido desde que estoy en Edimburgo. Las cèilidh son "reuniones" tipicas de Escocia e Irlanda, en las que se toca música folk y se organizan bailes. En un momento tienes la fiesta montada a base de saltos, giros, contoneos y palmas al ritmo de la guitarra, el violín y la gaita. Si venís a Edimburgo no podéis iros sin participar en una Cèilidh.
Nos leemos!